Qué es la escucha activa

La escucha activa es una habilidad comunicativa que hay que practicar para poder dominarla. Y os preguntareis, ¿y porque ahora nos hablas sobre este tema? pues, básicamente, porque sin escucha activa no podríamos aplicar la comunicación no violenta de la que ya os hablamos en el anterior post. Pero, sobre todo, porque es fundamental para que haya armonía y equilibrio en nuestros centros de Montessori Village.

Todo el personal de nuestras escuelas se forma para dominar dicha habilidad de comunicación. Es esencial que entre el equipo de los diferentes centros educativos que tenemos, haya una buena relación, que entre las familias nos comuniquemos de manera activa y que con los peques escuchemos concentrados y atentos.

Definición de la escucha activa

La escucha activa consiste en una forma de comunicación que demuestra al hablante que el oyente le está escuchando y le ha entendido. Por lo tanto, es una habilidad que requiere mucha concentración por parte del oyente para escuchar al hablante. Así pues, lo que permite al que escucha es tener una atención plena enfocada en el hablante.

¿Que quiero decir con “habilidad” y “concentración”? pues porque se requiere de tiempo para desarrollarla adecuadamente. Es decir, se necesita la capacidad de escuchar activamente y con conciencia plena. Así pues, necesitamos estar concentrados en el mensaje que intenta comunicar la otra persona.

Pero, sobre todo, el hablante debe sentir que el escuchante es asertivo y empático, y que le está prestando toda su atención. De esta manera, esta habilidad nos permite comprender claramente y en su totalidad las necesidades y preocupaciones de nuestras familias.

Cómo aplicar la escucha activa

En este punto se encuentra la base de esta habilidad comunicativa. Existen habilidades verbales y no verbales.

Habilidades verbales

• Contacto visual: debes mostrar al hablante que estas prestando atención a lo que dice. De esta manera, demuestras tu interés por lo que estas escuchando.
• Postura corporal: fundamental tener una postura corporal receptiva. La persona que escucha activamente tiende a inclinarse ligeramente hacia delante.
• Sonríe: muy ligera, pero hace sentir al hablante que sientes empatía y refuerza la motivación por seguir hablando.
• Sin distracciones: tu atención está puesta plenamente en las señales del hablante.
• Reflejo automático: de las expresiones faciales del hablante que son señales de escucha atenta.

Gestos expresivos que demuestren simpatía y empatía.

Habilidades verbales

• Parafrasear: o resumir con tus palabras lo que ha dicho la otra persona. No se debe agregar información adicional, ni comentarios, ni opiniones. Poner la atención en la otra persona, contener el juicio y entender lo que está diciendo.
• Emitir palabras de refuerzo: o de validación. Transmite que, validas el discurso del hablante, pero no de manera excesiva para evitar distracciones.
• Hacer preguntas: así demuestras que estás atento y permites clarificar la información recibida.

Qué no debes hacer en la escucha activa

A continuación, os voy a enumerar algunos errores que solemos cometer cuando escuchamos y que no son escucha activa:

• Juzgar: en la escucha activa tan solo hay que escuchar, jamás se debe valorar o juzgar.
• No aconsejar: nunca hay que dar consejos, a no ser que te los pida.
• No rechazar las emociones del hablante: las emociones son licitas para todas las personas. Así que tiene derecho a sentirlas y expresarlas. No está en tu mano modificar esa emoción o sentimiento o sentir.
• Evitar la solución del problema: tu función es la de escuchar y acompañar su sentir, no dar soluciones. Es el hablante, el que debe encontrar la solución.
• No descalifiques: esto sería una falta de respeto.
• No cuentes tu historia: en este momento es el hablante el que debe ser el protagonista, de ahí que te haya elegido para contar su historia.

La escucha activa, como he comentado, está presente en todas nuestras conversaciones, con adultos, familias, peques y docentes. ¿Te animas a probar?